miércoles, 19 de marzo de 2014

SU COMPORTAMIENTO
Los jilgueros comienzan a cantar, si el tiempo es soleado, en el mes de febrero ,  desde el 15 en adelante. Canto en enero es ocasional. Con mayor fuerza lo hacen durante toda la primavera y solamente quedan silenciosos en agosto y septiembre. Octubre contempla una reactivación en el canto, que cesa en noviembre y diciembre.
Su voz más conocida, un ¡tsuit-ui-ui! o ¡tliu-ii!, es una habitual forma de llamada del macho a la hembra, o al revés.
Su canto es la combinación de notas musicales y gorjeos, junto con silbidos melodiosos y alguna nota raspante que no todos intercalan
Si los jilgueros se muestran agresivos entre ellos, emiten continuamente un sonido gutural regañante ¡gerrr…! .
Los aficionados que optan por educar a los noveles en el canto , en epoca de la muda , los separan y se les hace escuchar durante unas horas al dia, algun pajaro maestro o en su defecto un cd  de canto de algunas de la modalidades que hay de concurso ( limpio , campero, pega ).
La búsqueda de alimento obliga a los jilgueros a viajar distancias considerables en un solo día. Otras veces un campo de rastrojo los entretiene allí durante muchas horas. La necesidad de beber y bañarse es perentoria en ellos, y a no ser en épocas de excesivo calor, normalmente lo hacen por la mañana y al atardecer.
Durante la época de la reproducción frecuenta campiña arbolada, huertos de frutales, parques, jardines, bosques e incluso el interior de ciudades y pueblos. También campo abierto, pero menos frecuente como nidificante.
 A partir de agosto los bandos se reúnen en terrenos despejados, monte bajo, rastrojeras, cultivos y en zonas abiertas, siempre buscando las cercanías de riachuelos, charcas y marismas.
 Normalmente viven en parejas solamente durante la cría, y aun así no es infrecuente ver varias juntas en vuelo formando pequeños grupos. Los jóvenes se agrupan inmediatamente que son capaces de defenderse, comiendo con independencia de los padres.
 Así, el Jilguero es durante gran parte del año una especie gregaria, y los bandos pueden estar formados por centenares de individuos.
 Habitualmente come en el suelo y sobre las plantas parásitas o los arbustos. En estos últimos adopta posturas acrobáticas, y se vale de su afilado pico para extraer las semillas, sobre todo de los cardos y otras plantas compuestas.
En el suelo camina a saltos y se desenvuelve bien, manteniéndose en postura bastante erguida y llevando la cola bien pegada al suelo.
 En los árboles y arbustos prefiere posaderos altos. Si lo hace en una caña baja, pronto se lanza al suelo.
 Vuela con rapidez y potencia. En vuelos cortos recuerda una mariposa y más bien revolotea. Pero en distancias grandes lo hace de forma tan ondulada que se ha dado en llamar «vuelo danzante». En él los jilgueros no son silenciosos, y su voz musical los identifica en seguida, aunque no seamos capaces de distinguir el color del plumaje.
El periodo de muda  suele durar sobre los 60 dias aprox . aunque en cautividad no suele llegar a los 40 dias aproximadamente, siendo aconsejable mucha tranquilidad , una dieta alimentaria equilibrida para esta renovacion, ademas de proporcionarle cada dia un baño de agua a temperatura ambiente, solearlos y  evitar las corrientes de aire .
LAS PASAS O MIGRACIONES
A partir de octubre son ingentes las cantidades de los que llegan de más allá de los Pirineos. Prácticamente la gran mayoría de los jilgueros británicos abandonan aquellas islas y siguiendo el litoral Atlántico de Francia y sobrevolando las Landas, llegan a Iberia. De las recuperaciones de anillados (Newton, 1972) se deduce que hay una concentración grande en la zona Cantábrica y la Rioja, pero también muchos alcanzan el centro de España, e incluso el sur de Andalucía y norte de Africa. Sin embargo, su principal área de invernada queda en las dos terceras partes del occidente peninsular, faltando o siendo muy escasos en Cataluña y Levante, donde posiblemente es reemplazada la raza britannica por la carduelis del resto de Europa. La presencia de estos jilgueros foráneos durante el invierno se observa fácilmente. Su colorido, estructura de la cabeza y mayor tamaño general los hace inconfundibles.
El paso primaveral es muy notorio por toda la Península a partir del mes de marzo, y se extiende durante abril y los primeros días de mayo. No obstante, hay lugares donde la concentración de jilgueros en paso es muy notable. Así, en el País Vasco se ven a millares volando sobre los campos muy cerca de la costa, y también siguiendo el litoral por encima del mar. El paso es constante en lugares ya tradicionales en que, por la especial configuración del terreno, los pájaros vuelan a baja altura y con fuerte viento del Sur se ven obligados a vuelos rasantes por entre los matorrales y la misma hierba. Lo mismo en la costa Mediterránea que en la Cantábrica, los bandos de jilgueros volando rápidamente hacia el Norte en el mes de abril son un espectáculo inolvidable.  Vuelan en grupos de diez-cincuenta individuos, y ocasionalmente más. Algunos se ven dispersos, y el paso no se interrumpe en todo el día, aunque hay un máximo en las primeras horas de la mañana hasta las ocho (hora solar) y también en las últimas de la tarde.
En el otoño la llegada es menos espectacular, pero no inferior en densidad, casi por los mismos lugares, notándose una tendencia a volar menos por la línea costera, buscando más directamente el interior. Entonces los jilgueros se estacionan por campos y rastrojeras, comiendo numerosas semillas silvestres, cardos y cardillos.
Muchos millones deben invernar en los campos andaluces y castellanos. El vuelo hacia Africa a través del Estrecho de Gibraltar es un hecho notorio que atestiguan, entre otros ornitólogos, Thiollay y Perthuis (1975), quienes desde solamente dos puestos de observación, del 1 al 20 de octubre controlan el paso de 1.739 jilgueros. Pineau y Giraud-Audine (1976) consideran a Carduelis carduelis, junto con Acanthis cannabina, como el fringílido invernante más común en el norte de Marruecos. Las recuperaciones de anillados procedentes de la mayoría de los países europeos se suceden todos los otoños e inviernos

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